En Atlanta, Georgia, abolicionistas y ecologistas han luchado durante tres años y medio para detener la construcción de una instalación de militarización policial conocida como Cop City (Ciudad Policial). La misma policía que intenta aplastar ese movimiento se ha entrenado durante décadas con la policía israelí, intercambiando letales estrategias de contrainsurgencia. En el siguiente texto, un colectivo judío que ha participado en la lucha para Detener Cop City explica por qué están comprometidos con la solidaridad con los palestinos y qué hará falta para detener el asalto del ejército israelí a Gaza.
El Colectivo Fayer, un colectivo de anarquistas judíos, ha participado en la lucha contra Cop City desde el principio, además de enfrentarse a fascistas en toda la región.
Para nosotros, la lucha contra el fascismo no es una cuestión de “alianzas”; es una lucha personal y directa por nuestras vidas. Y ese conocimiento ha encendido nuestros corazones, como anarquistas y como judíos.
-Colectivo Fayer, Finding Our Own Fire
Ahora intentan detener el baño de sangre en Gaza. En sus propias palabras,
Fayer es un colectivo de artistas, revolucionarios, trabajadores, estudiantes, criminales y amantes de la libertad que luchan por la tierra, el buen vivir y la liberación total. Los miembros del colectivo han participado en el movimiento para Defender el Bosque de Atlanta desde sus inicios, asistiendo a prácticas religiosas en el bosque como cenas de Shabat, reuniones de Sucot, fiestas de Purim y otras festividades judías, forjando un vínculo espiritual entre la comunidad judía radical de Atlanta y el bosque Weelaunee que pretende defender. Con los renovados ataques sionistas contra Gaza y el pueblo palestino, que cuentan con el apoyo del Programa de Intercambio Internacional de Aplicación de la Ley de Georgia, con sede en Atlanta, nos hemos encontrado en la situación única de estar cerca del funcionamiento interno de la maquinaria y su violencia local y, al mismo tiempo, lejos de su despiadada campaña de genocidio. Por esta razón, hemos decidido que es imperativo para nosotras exponer la situación desde nuestra perspectiva y lo que significa para el Bosque de Atlanta y la liberación palestina.
Aquí, el Colectivo Fayer explora las protestas que piden un alto el fuego en Gaza, argumentando que los movimientos de solidaridad deben pasar de presentar demandas a emprender acciones directas y proponiendo algunos modelos sobre cómo proceder.
El alto el fuego en Gaza empieza aquí
En las semanas transcurridas desde que Israel declaró la guerra a Palestina, personas de todo el mundo han participado en protestas contra los ataques aéreos israelíes en Gaza. Muchas de las mayores protestas han tenido lugar en Europa y Estados Unidos, con 70.000 personas saliendo a la calle en Londres el pasado sábado para exigir el fin de los ataques aéreos israelíes y del suministro de armas a Israel. Los y las manifestantes de Berlín (donde ahora están prohibidas las protestas a favor de Palestina) se enfrentaron a la policía, que desplegó gas pimienta, cañones de agua y fuerza física contra los manifestantes. También se han celebrado protestas en apoyo de Palestina en la mayoría de las principales ciudades de Estados Unidos. En Chicago, 25.000 personas se reunieron el 21 de octubre. Durante tres fines de semana consecutivos, el Movimiento Juvenil Palestino ha convocado manifestaciones en Atlanta que han sacado a la calle a más de 1.000 personas para exigir el fin de la ocupación israelí y del bombardeo genocida de Gaza.
Hasta el jueves 2 de noviembre, el ejército israelí había matado a 9193 palestinos y herido al menos a 32.000. Al menos la mitad de las personas muertas son civiles. Al menos la mitad de los muertos son civiles no combatientes, entre ellos al menos 3.760 niños y niñas palestinas.
El apoyo popular al pueblo palestino está en su punto más alto a pesar de los intentos de los políticos occidentales y de los especuladores de la guerra de convertir la identidad judía en un arma contra ellos, ilegalizar y reprimir las protestas de solidaridad y agruparse en torno al “derecho a defenderse” de Israel. Pero para detener el genocidio en Gaza, los y las activistas de Estados Unidos tendrán que pasar de exigir un alto el fuego a imponerlo. Para ello será necesario pasar de las exigencias que apelan a la conciencia de los funcionarios electos a las tácticas que crean una crisis política para los políticos y perturban la capacidad de las empresas para beneficiarse de la opresión y el genocidio del pueblo palestino.
75 Años de Guerra
Como resultado de la Nakba (“catástrofe”) de 1948, el 78% de la patria histórica de los palestinos fue declarada Estado judío. Aproximadamente 500 pueblos palestinos sufrieron una limpieza étnica y unos 700.000 palestinos y palestinas se convirtieron en refugiadas. Este contexto es esencial para comprender acontecimientos posteriores como la Guerra de los Seis Días de 1967 y la Guerra de Yom Kippur/Ramadán de 1973, cuando una coalición de Estados árabes intentó recuperar el territorio perdido en la Guerra de los Seis Días.
El 7 de octubre de 2023, en el cincuenta aniversario del comienzo de la Guerra de Yom Kippur/Ramadán, militantes de Hamás y otros grupos palestinos penetraron en la frontera de Gaza por tierra, mar y aire en una ofensiva sorpresa1. Estos ataques dejaron al menos 1405 israelíes muertos y 5431 heridos, entre ellos un número indeterminado de niños y niñas 2. Hamás sitió varios asentamientos en el territorio alrededor de Gaza, tomando 242 rehenes. El gobierno israelí evacuó la zona para recuperar el control de Hamás, y luego llevó a cabo una evacuación mayor para crear una zona tampón en preparación de la invasión militar que se está produciendo ahora.
Hasta ahora, Hamás ha liberado a cuatro rehenes civiles israelíes. Han anunciado que están dispuestos a liberar a todos los rehenes a cambio de la devolución de todos los presos y presas palestinas detenidas en cárceles israelíes , aunque hace días informaron de que “casi 50” rehenes habían muerto en ataques aéreos israelíes.
Antes del 7 de octubre, había 5200 presos y presas políticas palestinas bajo custodia israelí, más de 25 veces el número de rehenes que ha tomado Hamás. Algunas estimaciones afirman que el número total de presos y presas palestinas se ha duplicado desde el 7 de octubre.
Los ataques aéreos de Israel contra Gaza han tenido como objetivo infraestructuras civiles como escuelas, agencias de ayuda, mezquitas y viviendas civiles. Se ha suscitado una gran controversia sobre quién lanzó el misil contra el hospital Al-Ahli, pero la tragedia ilustra lo difícil que es obtener información sobre el sufrimiento que tiene lugar en Palestina y la facilidad con la que los funcionarios israelíes justifican cualquier tipo de atrocidad: poco después de la explosión en el hospital, un colaborador del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, publicó en las redes sociales que Israel había bombardeado el hospital porque había combatientes de Hamás dentro, y luego borró rápidamente la publicación.
Las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) llevan mucho tiempo utilizando estrategias militares dirigidas contra civiles e infraestructuras civiles. En 2008, el coronel de las Fuerzas de Defensa israelíes Gabi Siboni describió la estrategia de fuerza desproporcionada de Israel en la Segunda Guerra del Líbano de 2006 como una política de despliegue de “fuerza desproporcionada a las acciones del enemigo y a la amenaza que representa”, fuerza que “pretende infligir daños e imponer castigos en una medida que exigirá largos y costosos procesos de reconstrucción”. Parte de la Doctrina Dahiya de la guerra asimétrica, la estrategia de la fuerza desproporcionada se dirige predominantemente contra las infraestructuras civiles más que contra los combatientes enemigos, tratando de disuadir futuros ataques ofensivos atando a la economía y a la población civil en largos y costosos procesos de reconstrucción. Este enfoque de guerra de tierra quemada puede verse en los ataques aéreos de Israel en Gaza.Estos ataques contra infraestructuras civiles parecen representar una estrategia intencionada en la que los civiles y los recursos de los que dependen se convierten en los objetivos principales de la guerra. Esto sugiere que la estrategia de fuerza desproporcionada que Israel desarrolló en Líbano está implicada en la devastadora pérdida de vidas y de infraestructuras vitales en Palestina.
“¡Alto el fuego ya!”
Las protestas por la liberación de Palestina han tenido lugar en la mayoría de las principales ciudades de Estados Unidos, a menudo con miles de participantes. Muchas de estas protestas trazan una línea de conexión entre la lucha por la liberación palestina y la lucha contra el colonialismo estadounidense. Los manifestantes han destacado el hecho de que el gobierno de Estados Unidos es el mayor donante individual al ejército de Israel y que la mayoría de las armas utilizadas para matar palestinos son fabricadas por empresas con sede en Estados Unidos.
En Atlanta, los y las manifestantes han señalado a GILEE (Georgia International Law Enforcement Exchange) como un vínculo local entre la opresión de los palestinos por parte de Israel y la violencia y represión policial a la que se enfrentan los atlantinos.Con sede en la Universidad Estatal de Georgia, el GILEE facilita el intercambio internacional de tácticas policiales y de represión entre los agentes de policía de Georgia y las fuerzas policiales israelíes. Cinco mandos del Departamento de Policía de Atlanta tenían previsto visitar Israel del 13 al 21 de octubre como parte de GILEE.
Los y las activistas de Atlanta son plenamente conscientes de la red mundial de represión que vincula el movimiento Stop Cop City y Defend the Atlanta Forest con el movimiento por la liberación de Palestina. Muchos han señalado que las fuerzas israelíes se entrenarán en Cop City si se construye. El 12 de octubre, 300 estudiantes de la Universidad Estatal de Georgia abandonaron sus clases para protestar contra GILEE, entendiéndolo como parte de un sistema de “Intercambio Mortal”. El 25 de octubre, los estudiantes de la Universidad de Emory organizaron un paro de más de 100 estudiantes para exigir que la administración de Emory desinvierta de Cop City, el Comité de Atlanta para el Progreso y el Programa GILEE.
Los vínculos entre el Departamento de Policía de Atlanta, Cop City y las fuerzas militares de Israel se han convertido en un tema de escrutinio público en Atlanta debido al movimiento Stop Cop City y Defendamos el Bosque de Atlanta. Pero GILEE es sólo uno de las docenas de programas de este tipo intercambio mortal en Estados Unidos. Ocho años antes de que la policía de Minneapolis asesinara a George Floyd, por ejemplo, agentes del Departamento de Policía de Minneapolis recibieron formación de las fuerzas policiales israelíes en una conferencia celebrada en Chicago. Las y los judíos que viven en Estados Unidos también se han movilizado contra el bombardeo y la invasión de Gaza, instando a Biden a pedir un alto el fuego. La gran mayoría de estos manifestantes rechaza el sionismo (el movimiento nacido a finales del siglo XIX para establecer un Estado judío en la tierra de la Palestina histórica y apoyar a ese Estado por todos los medios necesarios) como componente de la identidad judía. En su lugar, muchos judíos antisionistas abrazan el ethos diaspórico que el pueblo judío ha encarnado durante milenios.
Una de las mayores organizaciones de Estados Unidos que aboga por la liberación de Palestina es Jewish Voice for Peace (JVP), un grupo de solidaridad con Palestina fundado en 1996. Jewish Voice for Peace desató la polémica en 2019 cuando la organización adoptó oficialmente una postura antisionista. El 18 de octubre de 2023, en Washington D.C., Jewish Voice for Peace organizó la mayor protesta conocida liderada por personas de origen judío en solidaridad con el pueblo palestino. Según JVP, 10.000 personas de todo el país se reunieron en el National Mall en una manifestación de “Judíos contra el genocidio”.Cerca de 500 judíos -entre ellos 25 rabinos- entraron en el Edificio Canon del Capitolio con camisetas en las que se leía en negrita la frase “No en nuestro nombre”. Hicieron una sentada de más de tres horas hasta que los detuvieron y los sacaron esposados. Voz Judía por la Paz no es la única organización dirigida por personas judías que ha surgido en respuesta a décadas de violencia contra el pueblo palestino. En 2014, el ejército israelí lanzó la “Operación Borde Protector”, una ofensiva militar en Gaza que mató a más de 2200 palestinos, más del 65% de los cuales eran civiles. En respuesta a esos ataques, un pequeño grupo de jóvenes judíos que se oponían al apoyo de las instituciones judías estadounidenses a la invasión de Gaza fundó IfNotNow (Si No Ahora), una organización de personas jóvenes judías con sede en Estados Unidos. El día anterior a la manifestación del JVP en el Capitolio, el 18 de octubre, miembros de IfNotNow bloquearon las trece entradas de la Casa Blanca mientras el personal estaba dentro y se enzarzaron en pequeñas escaramuzas con la policía del Servicio Secreto en el exterior.
Aunque el número de personas de origen judío que se han movilizado por todo Estados Unidos en las últimas cuatro semanas es impresionante, ni las reivindicaciones que han presentado ni el devastador número de muertos civiles en Palestina han influido en las decisiones de los cargos electos.
Cómo iniciar un alto el fuego
Las recientes manifestaciones contra el genocidio en Palestina demuestran el apoyo popular a nivel nacional para la liberación de Palestina entre personas judías y no judías por igual. Si estas manifestaciones no han logrado poner fin a los ataques contra el pueblo palestino, es porque pretenden apelar a la conciencia de los políticos cuyo apoyo a Israel no se basa en evaluaciones morales, sino en cálculos económicos. En otros lugares, los grupos que luchan por la liberación de Palestina han empezado a crear una crisis económica para los especuladores de la guerra apuntando a las empresas que se benefician de los bombardeos y la invasión de Gaza.
Activo tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, un grupo llamado Acción Palestina ha apuntado a la empresa de fabricación de armasElbit Systems, que suministra el 85% de la flota de aviones no tripulados de Israel. El 12 de octubre, activistas de Cambridge, Massachusetts, salpicaron con pintura roja la fachada de una oficina de Elbit antes de encerrarse para bloquear la entrada. Palestine Action anunció recientemente su puesta en marcha en Estados Unidos con un seminario web de Zoom el 24 de octubre para explicar su estrategia, objetivos y tácticas. A primera hora de esa misma mañana, activistas atacaron Intercontinental Real Estate, propietaria del edificio de oficinas alquilado a Elbit en Cambridge. Según un informe, “destrozaron la caja del interfono de Intercontinental, cubrieron la fachada de la oficina de Intercontinental Real Estate en Brighton con pintura roja y pintaron “Desalojen a Elbit” en grandes letras negras”. Según información de Globes, el precio de las acciones de Elbit ha caído casi un 10% desde el 7 de octubre, mientras que otros fabricantes de armas han experimentado un aumento del 5-17% en el mismo periodo.
A principios de este año, Acción Palestina obligó a una fábrica perteneciente a la filial de Elbit UAV Defence Systems a cerrar permanentemente después de que los activistas la asediaran durante 60 días seguidos. El grupo también obligó a Elbit a vender su filial con sede en Oldham Ferranti en enero de 2022 tras 18 meses de acción directa sostenida en la fábrica. Seis meses más tarde, la empresa cerró definitivamente su sede en Londres tras la decimoquinta acción directa en las instalaciones.
Además de dirigirse contra Elbit Systems y sus filiales, Palestine Action también ha llevado a cabo una estrategia de focalización terciaria, organizando acciones en las oficinas y almacenes de empresas con vínculos económicos con Elbit. El objetivo terciario ejerce presión sobre los contratistas principales de un proyecto presionando a las empresas que tienen menos interés en el proyecto para que rompan sus vínculos con ellos. El objetivo terciario también fue utilizado por la campaña Stop Huntingdon Animal Cruelty (SHAC) de principios de la década de 2000 y la campaña Stop Reeves Young del movimiento Stop Cop City.
Los movimientos de Estados Unidos llevan mucho tiempo utilizando tácticas como los bloqueos, las manifestaciones en casas y oficinas, las sentadas, el vandalismo y el sabotaje para actuar contra las guerras en el extranjero.En el último mes, las acciones dirigidas contra los especuladores de la guerra, como Elbit Systems y sus filiales, demuestran que el sentimiento popular anticolonial puede canalizarse en acciones eficaces golpeando el corazón económico de los procesos que hacen posible la guerra, en lugar de las conciencias de los funcionarios electos. A miles de kilómetros del genocidio en Palestina, la gente corriente de Estados Unidos puede sentirse impotente para poner fin a los devastadores ataques de Israel. Pero, de hecho, los y las activistas que viven en el núcleo colonial tienen el poder de perturbar directamente el funcionamiento de las instituciones y los especuladores de la guerra que se benefician del genocidio en Gaza.
Prólogo del editor: Usos y límites de los objetivos terciarios
En la evaluación de la campaña de la SHAC que preparamos con los participantes en ese movimiento tras una oleada de represión que dejó a muchos de los principales organizadores, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, cumpliendo penas de prisión, argumentamos que las estrategias de selección terciaria tenían más probabilidades de éxito contra objetivos más pequeños que Huntingdon Life Sciences, la empresa de experimentación animal que la campaña de la SHAC se propuso expulsar del negocio. Antes de la campaña de la SHAC, un movimiento anterior que utilizaba la misma estrategia había conseguido cerrar una peletería, pero al intentar cerrar Huntingdon Life Sciences, que era entonces la mayor empresa europea de experimentación con animales, los activistas eligieron un objetivo especialmente visible.Cada vez que la campaña estuvo a punto de cerrar HLS, intervinieron organismos gubernamentales para rescatar a la empresa.
Nuestra conclusión fue que
probablemente sería prudente que los próximos que experimenten con el modelo se fijen objetivos más pequeños, en lugar de otros aún más ambiciosos, ya que la propia campaña de la SHAC aún no ha tenido éxito.Tal vez haya algún punto intermedio inexplorado entre cerrar tiendas de pieles individuales e intentar cerrar la mayor empresa de experimentación animal de Europa.
A pesar de esto, la mayoría de los esfuerzos posteriores para utilizar el modelo de la SHAC se han enfrentado a adversarios más grandes, incluyendo proyectos de infraestructuras capitalistas transnacionales y corporaciones que trabajan con el gobierno de la ciudad de Atlanta para construir Cop City.Cuando la infraestructura estatal está en juego, las agencias gubernamentales casi siempre intervendrán para proteger a las corporaciones y otras instituciones de las consecuencias de los ataques terciarios. Para ser capaz de cortar todos los recursos a los principales actores del complejo militar-industrial, un movimiento tendría que ser realmente poderoso.
Esto no es necesariamente un argumento en contra de los objetivos terciarios. Más bien, es un recordatorio para establecer expectativas realistas y formular objetivos alcanzables. Aunque no sea posible expulsar del negocio a todas las empresas armamentísticas del mundo una tras otra (al menos, no sin un cambio social a una escala aún mayor), ofrecer un horizonte para acciones de mayor confrontación podría suponer una influencia adicional sobre los políticos y otros responsables de la toma de decisiones que actualmente dan carta blanca al ejército israelí para llevar a cabo la limpieza étnica. Ampliar el abanico de estrategias en las que pueden participar los y las activistas y el número de objetivos que pueden identificar podría abrir nuevos teatros de operaciones, proporcionando a nuevos participantes puntos de intervención locales, aumentando la intensidad de las acciones de lucha contra el terrorismo. Ampliar el abanico de estrategias en las que pueden participar los y las activistas y el número de objetivos que pueden identificar podría abrir nuevos teatros de operaciones, proporcionando a los nuevos participantes puntos locales de intervención, aumentando la intensidad de las protestas en curso e incrementando la presión sobre quienes detentan el poder para que detengan los flujos de armas y sangre.
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Según una fuente, el ejército israelí estima que al menos “3000 militantes” participaron en el ataque. ↩
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Algunos informes sugieren que algunas personas israelíes murieron a manos de las fuerzas israelíes el 7 de octubre, ya fuera como consecuencia del “intenso fuego cruzado” o del “bombardeo de casas con todos sus ocupantes dentro para eliminar a los terroristas junto con los rehenes.” ↩